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¿Tienes un bebé? Conoce la peligrosa depresión anaclítica

Aunque hasta hace relativamente poco se consideraba que los trastornos depresivos eran un asunto exclusivo de las personas mayores y que solo se puede desarrollar si se tiene una consciencia más amplia, en realidad está comprobado que este trastorno es mucho más general.

Por extraño que pueda parecer, problemas relacionados a las emociones, conducta y sentimientos pueden llegar a afectarnos casi desde el nacimiento, al punto de que existen distintos tipos de depresión que solo se presentan en niños pequeños o incluso en bebés, como la anaclítica.

Si no sabes qué es, o solo has escuchado un poco sobre ella, en este tema te estaré despejando algunas de las dudas más relevantes sobre la llamada depresión anaclítica, comenzando por qué es hasta llegar a sus síntomas más importantes y las posibles consecuencias que trae. ¡Atención!

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Índice de contenidos📚:

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¿Qué es el  trastorno depresivo anaclítico?

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Para comenzar a tratar este importante tema, hay que considerar que la depresión de tipo anaclítica no es para nada una de las más conocidas, por lo que lo primero es tomarnos el tiempo de entender de qué se trata en realidad.

En sí, esta enfermedad corresponde a un término que nace en el año de 1945, de la mano del doctor Rene Spitz, por lo que también recibe el nombre de depresión anaclítica de Spitz. Se trata de un tipo de trastorno depresivo que se genera únicamente en bebés de edad lactante, por lo general, antes de haber cumplido su primer año de vida.

Debido a los estudios de este especialista, se pudo llegar a concluir que los bebés empiezan a desarrollar emociones desde el nacimiento y no siempre son positivas como muchos creen, sino que también existen factores negativos que pueden llevar a desarrollar depresión.

En el caso de este tipo, se le asocia a un sentimiento de abandono, ya que se forma cuando el bebé es separado por un tiempo demasiado prolongado de su madre por cualquier motivo, sea enfermedad de la misma, fallecimiento, abandono o incluso padecimientos propios del pequeño como el ser aislado de su familia por haber sido hospitalizado. Punto que se considera el detonante más frecuente de todos y la razón por la que también se le denomina depresión hospitalaria.

Principales síntomas de la depresión anaclítica

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Ahora que entiendes qué es el trastorno depresivo anaclítico, seguro te estás preguntando cómo es posible reconocer a un infante que está atravesando por un episodio del mismo, ya que, al tratarse de un problema que presentan bebés tan pequeños, es imposible que sean ellos mismos quienes te comuniquen su malestar.

Por ventaja para todos, existen diversos rasgos o características en el comportamiento y movimientos que, así como ocurre en los adultos, son compartidas por todos los bebés que padecen de este problema, los cuales funcionan tanto como una señal de alarma para indicar que algo podría estar pasando, como también una forma de diagnosticar el problema.

Solo hay que tener algo presente y es que, aunque estas señales se presenten de manera bastante clara en tu bebé, el diagnóstico de este trastorno depresivo debe realizarse con ayuda de un profesional en la salud mental pediátrica, por lo que si crees que existe probabilidad, lo que debes hacer es solicitar un estudio pertinente.

Dicho esto, los síntomas más frecuentes y característicos de la depresión hospitalaria son los siguientes:

  • El bebé pierde interés en ingerir comida, ya sea biberón o alimentación complementaria, por lo que alimentarlo se vuelve cada vez más complicado
  • Se puede apreciar un retraso psicomotor, que empieza siendo leve pero se va agravando a medida que pasan más semanas sin tratar la depresión emocional anaclítica
  • El infante deja de responder a ciertos impulsos que normalmente lo hacían sonreír y pierde la capacidad de demostrar otros sentimientos a través de tus gestos, por lo que parece inexpresivo
  • En vez de aumentar, el bebé empieza a disminuir de peso, lo que limita su desarrollo físico y le impide mejorar su estado de salud
  • Empieza a tener ciertas dificultades para dormir más marcadas que las propias de su etapa de desarrollo, al punto de que puede pasar varias horas sin poder conciliar el sueño.

¿Qué consecuencias puede traer al bebé si no prestas atención a la depresión emocional anaclítica?

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Un error muy frecuente en padres, tutores e incluso en algunos profesionales, es el creer que debido al hecho de que se trata de niños bastante pequeños, quienes no tendrán recuerdos de esta etapa a futuro, la depresión anaclítica no traerá ninguna clase de consecuencias a su salud, por lo que no es necesario tratarla, principalmente cuando se debe a cuestiones médicas más urgentes.

En realidad, aunque estamos hablando de bebés, y efectivamente no van a tener recuerdos, el no tratar a este padecimiento puede llegar a ocasionar ciertas consecuencias a futuro, tanto en su salud mental, como en su estado físico.

Y es que, como habrás notado al leer la sintomatología, aunque en sí la depresión afecta las emociones, tambipen repercute en el bienestar del bebé, llegando a influir en factores como su peso y desarrollo psicomotor.

Pero, aunque algunas consecuencias sean bastante lógicas y predecibles, es necesario enlistarlas para que, en el caso de que aún lo estés dudando, decidas tomar en serio este terrible problema:

Retraso en el desarrollo

La primera y más notoria, es el obvio retraso en el desarrollo del bebé ocasionado, en primer lugar, por la mala alimentación y falta de descanso. Después de un tiempo, los niños pueden terminar desarrollando desnutrición que les impide crecer de manera normal, a la vez de un atraso en su proceso cognitivo.

Problemas de ira

El estado de ánimo depresivo anaclítico genera que los infantes no aprendan a regular sus emociones y empiecen a enfrentar problemas de ira desde temprana edad.

Pérdida de interés en las relaciones sociales

Ya a una edad más avanzada, el deterioro en desarrollo y el haber aprendido subconscientemente a estar alejado, hace que el proceso social se vea comprometido, dando como resultado niños que evitan su instinto natural de socializar.

Ahora que lo sabes ¡No olvides buscar el apoyo necesario!