4 puntos principales que marcan la diferencia entre ansiedad y hambre
Tener ganas de comer o, incluso, hambre, es uno de los síntomas más comunes de quienes padecen ansiedad, pero, aunque la sensación en tu organismo y mente sea muy similar al hambre común, en realidad no se tratan de la misma cosa.
Aprender la diferencia entre ansiedad y hambre es algo sumamente importante, ya que logras determinar cuándo tu cuerpo realmente necesita los alimentos. Así, disminuyes las ingestas excesivas y reduces el riesgo de padecer una larga lista de problemas médicos, como obesidad, diabetes, o bulimia.
Para entenderlo en profundidad, te dejaré a continuación 4 de los aspectos más relevantes, incluyendo la manera en la que aparecen, el tipo de alimentos que deseas en cada uno, la sensación que genera y cómo tu cuerpo te dice que pares.
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Índice de contenidos📚:
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La principal diferencia entre trastornos de ansiedad y hambre
Al tratarse los dos de ganas de comer, es normal que se tenga la idea errónea de que tanto el hambre física o común como la ansiedad aparecen en el cuerpo expresadas exactamente de la misma forma. Pero, en realidad, la manera en la que tu organismo las expresa, puede llegar a ser el principal factor que te ayuda a determinar de cuál de ellas se trata.
Este punto, se puede desglosar en dos grandes grupos, el horario y el tiempo que tarda la sensación en volverse algo más parecido a una necesidad que a un capricho, por lo que, para los entiendas mejor, te los explicaré por separado:
El horario
Si pensamos en la relación de ansiedad hambre, el horario es una diferencia clave de cómo aparecen. Por una parte, el hambre física, se genera de forma rutinaria, ya que, si estás acostumbrado a comer a ciertas horas, como el caso de las tres comidas principales, es muy normal que, cuando se va acercando el tiempo, tu cuerpo empiece a sentir la necesidad de comer, por lo que normalmente tendrás hambre a las mismas horas.
Con la ansiedad, esta regla no se cumple, en este caso, las ganas de comer llegan prácticamente al azar, cuando tu mente crea la idea de necesidad, por lo que puede aparecer tanto de día como de noche.
El tiempo
El hambre, como te imaginarás por lo dicho arriba, llega muy lentamente y se va agravando según pasa más tiempo en el que no comas. Inicia como una sensación leve y, al tiempo, se puede volver un dolor agudo en el área abdominal.
Al contrario de ello, la ansiedad por comer llega de golpe, y genera una sensación automática de que necesitas consumir alimentos en el momento.
El tipo de alimento que provoca, otra diferencia entre ansiedad y hambre
Este punto es bastante sencillo de explicar e, incluso, resulta como una diferencia entre trastornos de ansiedad y hambre casi intuitiva y fácil de reconocer una vez que has caído en cuenta de su existencia.
Cuando te da hambre física, tu cuerpo te empieza a dar señales de que requiere alimentos que lo ayuden a cubrir sus necesidades generales, por lo que, aunque puedas tener preferencia o antojo de algo en particular, apenas comiences a probar cualquier alimento, el hambre irá poco a poco mermando.
En el caso de la ansiedad, esta no solo llega como una necesidad de ingerir algo, sino que se produce como una sensación más específica, al punto de que solo piensas en consumir un alimento en particular o un grupo de los mismos, al punto de que, si no es uno de ellos, simplemente no despiertan las ganas de comer. Siendo más común el deseo por comida cargada de azúcar, grasas o demás elementos que, aunque no son realmente nutritivos, sí destacan como los más gustosos.
Las diferentes sensaciones que producen la ansiedad y hambre compulsiva
Después de comer, el cerebro comienza a enviar distintas señales e impulsos, que generan emociones bastante particulares, que terminan siendo una importante diferencia entre sentimientos ansiosos y hambre.
Cuando te alimentas por necesidad, tras terminar, tu mente crea impulsos que dan a entender que has cumplido con algo necesario, por lo que, comienzan a aflorar sentimientos positivos, como la alegría, satisfacción y la sensación de haber cumplido, esto, sin importar si has logrado comer lo que te provocaba o has tenido un almuerzo convencional.
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Por el contrario, cuando te alimentas motivado por la ansiedad, tienes una extraña combinación de sensaciones, al comienzo, o mientras ingieres, tu mente siente que estás cumpliendo, por lo que la dicha y emoción son incluso superiores al caso anterior.
Una vez terminado de consumir lo que estabas comiendo, en cuestión de pocos minutos, tendrás una especie de efecto rebote emocional. La dicha que sentías hasta hace un instante pasará a ser emociones negativas, y empezarás a sentir algo de culpa por haber terminado sucumbiendo ante los impulsos de la ansiedad.
Diferencia sentimientos ansiosos y hambre: la cantidad de alimentos que consumes
Saber cuándo parar de comer es algo totalmente intuitivo cuando se trata de hambre convencional. Esta habilidad, es innata, y hasta los recién nacidos saben reconocer el momento en el que su cuerpo ya no necesita ingerir más comida, debido a que se encuentran satisfechos, saciados, o incluso totalmente llenos.
Esta habilidad de entender el momento en el que parar, es para evitar que termines comiendo más de lo necesario, y acumulando un exceso de energía que termina convirtiéndose en grasa y llevándote a padecer de problemas de salud.
Con la ansiedad, es bastante distinto, ya que, el mecanismo que realiza esta acción se termina confundiendo, debido a que, en realidad, tu organismo no requiere de los alimentos que le estás proporcionando.
Debido a ello, no se activa la señal de alarma y sin intención terminas comiendo de manera desesperada, como si antes no hubieras consumido nada, así, sigues llenando a tu cuerpo de comida, incluso cuando el mismo ya está satisfecho.
Si esta ansiedad y hambre compulsiva ocurre muy a menudo, aumenta notoriamente el riesgo de distintas enfermedades, por lo que muchos creen que, de todas, esta es la diferencia más peligrosa.
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